PRIMOS DESAPARECIDOS

La Policía investiga a una familia de Toledo por el caso de los primos desaparecidos

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Ángel Moya

La Policía investiga a una familia de Toledo por el caso de los primos desaparecidos. Los menores viajaron hasta la ciudad castellano-manchega para visitar a una ex novia miembro de esa familia que ahora ha huido de la ciudad mientras su casa permanece precintada por orden judicial. Tras el hallazgo el 15 de diciembre del cadáver de uno de los primos en el vertedero, el miércoles 11 de enero se han encontrado restos que según fuentes del caso «concuerdan al 90% con el menor que continuaba desaparecido».

La pista de los dos primos desaparecidos, Ángel de 11 años y su primo Fernando de 17, se perdió el 10 de diciembre cuando fueron juntos a un supermercado en Madrid mientras el padre de uno de ellos esperaba en una lavandería.

Su familia denunció la desaparición de los dos menores, inseparables. Solo cinco días después, el 15 de diciembre, un operario del vertedero de Toledo halló en una cinta transportadora de residuos los restos mortales del mayor de los primos. El 21 de diciembre se identificaron sus restos por la reseña necrodactilar y sus familiares reconocieron un tatuaje que Fernando tenía en su cuerpo. La autopsia determinó en primera instancia que el mayor de los dos primos había fallecido por asfixia no mecánica, es decir, que no había sido estrangulado. La policía, con esos primeros datos, no descartaba la hipótesis de que los dos menores hubieran terminado en el vertedero de forma accidental.

Sin embargo, se trataba de una hipótesis poco fundamentada y pronto los investigadores se centraron en averiguar la forma y el motivo por el que los dos menores habían viajado hasta Toledo. El entorno de las víctimas confirmó con rapidez que no era la primera vez que Fernando viajaba hasta la ciudad castellano-manchega para visitar a una antigua novia y familiares de los menores acudieron a las viviendas de la familia de la chica para preguntar si habían visto a los dos primos desaparecidos. La respuesta fue negativa, ni los habían visto ni hablado con ellos.

Entre tanto, la Policía averiguó que en las siguientes 24 horas de su desaparición, los dos menores habían llegado con vida hasta Toledo. Un testigo los avistó en la ciudad y las cámaras de seguridad de un centro de transporte habían grabado a los dos chicos llegando a la ciudad de forma voluntaria, ellos solos, y en buen estado. La pista de los menores se pierde en un centro comercial, donde fueron grabados por otras cámaras. Su familia pone el acento en ese momento, «alguien fue a buscarles y se los llevó de allí».

La familia de Toledo recibió al menos dos visitas de la Policía. Los agentes registraron en profundidad las dos viviendas que ocupaban, ambas continúan precintadas por orden judicial. Algunos testigos aseguran que sus moradores pintaron el interior de una de las viviendas pocos días después de la desaparición de los dos chicos. La familia, que ya ha sido entrevistada por la Policía, ha huido de Toledo. En las redes sociales aseguran que son inocentes y escaparon por miedo a represalias de la familia de los primos desaparecidos. Acusan a los familiares de los desaparecidos de acosarles y agredirles provocando su éxodo.

La familia de los dos primos desaparecidos rechaza de plano la hipótesis del accidente y señala directamente a la familia de Toledo. El representante legal de las víctimas ha aportado al juzgado una serie de audios y vídeos recogidos de las redes sociales donde varias personas dicen haber visto a los menores con la familia de Toledo, incluso haber visto sacar los cadáveres de la casa. En otros audios se escucha a miembros de la familia de Toledo bromear con la posibilidad de matar al mayor de los primos.

 

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